Inicios con Christian Dior
Con 18 años, Saint Laurent entró a trabajar en la firma Dior,
si bien sus tareas iniciales fueron más bien prosaicas: decorar el
estudio y diseñar algunos accesorios. Sorprendentemente, Christian Dior
le eligió como su sucesor en el cargo de Diseñador Jefe de la casa.
Saint Laurent y su madre se extrañaron por la decisión de Dior, quien
parecía demasiado joven para jubilarse. Moriría de un infarto ese mismo
año.
En 1957, con 21 años, Saint Laurent se convirtió en el modisto más
joven de la alta costura francesa. Su colección de primavera de 1958
alcanzó resonante éxito, al prolongar el estilo New Look acuñado por Dior.
Este éxito contribuyó a rescatar la firma de una quiebra que parecía segura. En 1959, fue elegido por Farah Diba para que diseñase el vestido de su boda con el Sha de Irán. Pero las creaciones posteriores de Saint Laurent cosecharon duras críticas, y su carrera en Dior se interrumpió en el año 1960, cuando fue llamado para cumplir con el servicio militar
francés, coincidiendo con la guerra de independencia de Argelia. Saint
Laurent había eludido la milicia hasta entonces gracias a influencias
del propietario de Dior, Marcel Boussac, y se ha conjeturado que cuando Boussac quiso prescindir de él, movió los hilos necesarios para que le llamasen a filas.
Saint Laurent duró apenas 20 días en el ejército. Debido a las
humillaciones infligidas por unos compañeros, sufrió un ataque de estrés y fue ingresado en un hospital militar. Allí supo que la casa Dior
no le reservaba el empleo y que más bien había prescindido de él; esta
noticia empeoró su estado emocional y fue ingresado en el psiquiátrico de Val-de-Grâce, un centro tristemente conocido por sus terapias agresivas.
Saint Laurent sufrió electroshocks y le administraron sedantes y otras drogas, una etapa sombría que ayuda a explicar sus posteriores problemas emocionales y adicciones.
A finales de 1960 Saint Laurent abandonó el psiquiátrico, y al volver a París vio que su sustituto en la casa Dior era Marc Bohan, diseñador que se acercaba más al estilo «ladylike» (femenino a la antigua usanza) que se buscaba. Saint Laurent demandó a la empresa por daños morales con la ayuda de su amigo Pierre Bergé, y con el dinero recibido, sumado al apoyo financiero del empresario J. Mack Robinson de Atlanta, creó su propia casa de costura.
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